lunes, 5 de agosto de 2013

Enriquecimiento

Una de las acusaciones más difíciles de enfrentar en los tribunales mexicanos es la de enriquecimiento ilícito. Este delito, de hecho, no existe en otras legislaciones del mundo, quizá porque revierte la carga de la prueba: en lugar de que la fiscalía deba demostrar la existencia y responsabilidad de un delito, el acusado debe acreditar "el legítimo aumento de su patrimonio o la legítima procedencia de los bienes a su nombre" (artículo 224, Código Penal Federal). Probar la proveniencia legítima de los recursos usados para toda compra a lo largo de una vida suele ser difícil cuando no imposible.

Raúl Salinas de Gortari, sin embargo, lo ha logrado y después de 18 años ha sido absuelto de ésta la última acusación que pesaba en su contra. Según información publicada ayer por el periódico Milenio, el juez decimotercero de distrito en procesos penales federales del Distrito Federal, Carlos López Cruz, determinó que el ex político no es penalmente responsable del delito de enriquecimiento ilícito. La Procuraduría General de la República todavía puede apelar.

Éste es el quinto proceso que Salinas de Gortari le gana a la PGR. El primero, y más conocido, fue el del homicidio de su ex cuñado José Francisco Ruiz Massieu. Por él se le detuvo en 1995 y permaneció 10 años privado de la libertad, varios de ellos en la prisión de alta seguridad de Almoloya. La principal prueba en su contra era la declaración de un testigo al que la fiscalía, encabezada por el subprocurador especial Pablo Chapa Bezanilla, le pagó medio millón de dólares. Salinas de Gortari fue absuelto de este cargo en 2005, pero continuaron las acusaciones por peculado, lavado de dinero, defraudación fiscal y enriquecimiento ilícito.

Dieciocho años después de su detención, los cinco procesos que enfrentó han concluido. Todos los ha ganado. En el caso por enriquecimiento ilícito, Raúl tuvo que demostrar la procedencia de todos sus bienes y probar que no tenía relación con otras propiedades que se le atribuían. Sus abogados y él mismo realizaron un complejo trabajo de arqueología financiera que se remontó a su juventud.

Las absoluciones no eliminarán la convicción de millones de mexicanos de que los Salinas de Gortari se enriquecieron indebidamente. Quedan en el recuerdo colectivo los más de 110 millones de dólares que Raúl tenía en cuentas bancarias bajo nombres falsos en Suiza. El gobierno suizo y el mexicano trataron de probar que el dinero había sido desviado del erario o que provenía del narcotráfico, pero no tuvieron pruebas. La defensa demostró que había sido aportado por los empresarios Carlos Peralta, Carlos Hank González y Roberto González Barrera. Peralta, de hecho, recuperó en 2008 su dinero original con intereses: 74 millones de dólares. Los otros dos no reclamaron nada, al parecer por temor a enfrentar problemas legales, por lo que el gobierno mexicano se quedó con 75 millones.

Quedan dudas, por supuesto. No sabemos a cambio de qué dieron dinero a Raúl estos empresarios. Una conversación telefónica entre él y su hermana Adriana sugiere que Raúl pidió los recursos por instrucciones de su hermano Carlos, entonces presidente de la República, o que cuando menos éste sabía de las operaciones. Sin embargo, por haber sido obtenida ilegalmente, la grabación no puede ser usada como prueba en ningún juicio.

Tras 18 años, Raúl Salinas de Gortari ha ganado sus cinco juicios. El daño a su reputación nunca lo podrá eliminar. Tampoco podrá recuperar los 10 años en que se le privó de la libertad. Pero en este momento puede afirmar con satisfacción que ha sido exonerado de todos los cargos en su contra.

JAQUE MATE 



Twitter: @sergiosarmient4

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