miércoles, 23 de septiembre de 2015

En marcha juicios orales federales

En San Luis Potosí ya se practican los juicios orales federales en materia penal, en el Centro de Justicia de la ciudad, ubicado en la avenida Muñoz, a cargo del Consejo de la Judicatura Federal (CJF).

Exprés estuvo presente en una de las audiencias, en la que se le determinó auto de vinculación a proceso a un trabajador del campo de la comunidad de Peñasco, que había sido detenido por portación de arma de fuego por agentes policiales de la Dirección General de Seguridad Pública Municipal el 4 de septiembre.

Al llegar al Centro de Justicia Penal Federal, en una plaza comercial de Muñoz 960, es posible ver un par de guardias de seguridad en la entrada, de la Policía Urbana Bancaria e Industrial, quienes cuentan con una banda transportadora de rayos X, para pasar por ahí mochilas, portafolios o maletines; y un arco detector de metales, con lo que se evita el ingreso de armas o cualquier otro material que pudiera hacer riesgoso el trabajo en ese lugar.

Al fondo, un guardia más pide el registro de los visitantes al Centro, en este caso, para la audiencia. Ahí se piden los nombres, la zona a visitar y hasta los aparatos electrónicos que son ingresados.

Cuando el reportero llegó al Centro, los guardias de seguridad llamaron el encargado de la Oficialía de Partes, quien explicó que se trataba de la primera vez que un medio de comunicación buscaba presenciar una audiencia.

Entonces comenzó un exhaustivo proceso de registro al padrón de medios de comunicación del Centro de Justicia Penal Federal. Fue necesario presentar identificación oficial y el gafete. Después, entregar el número de celular, el correo electrónico, la dirección de Exprés, una impresión de las huellas digitales del reportero, una fotografía y hasta una llamada telefónica que confirmara que trabajaba para este semanario.

Después, un registro electrónico que el mismo encargado de la Oficialía de Partes realizó, en un proceso que en total duró aproximadamente una hora.

La encargada de resguardar las propiedades de los visitantes pidió que el reportero guardara el celular en la mochila, aunque dio la opción de pasar con la laptop. Más tarde, sin embargo, el equipo de cómputo debió ser devuelto a la mochila, porque no es permitido ingresar aparatos con los que se puedan realizar algún tipo de grabación de audio y video.

A punto de entrar a la sala de audiencias, se explicó a los visitantes que representantes de medios de comunicación y familiares de los acusados tenían preferencia para entrar. Dentro de la sala 1 del Centro de Justicia Penal Federal sólo hay lugar para 14 personas, justo el número de interesados en ingresar, sin contar al reportero, la madre y el abuelo del joven habitante de Peñasco. Por tanto, tres personas quedaron fuera. A ellos se les explicó que pronto se instalarán equipos de videoconferencia para seguir afuera las sesiones en vivo.

Al ingresar, la auxiliar de la sala explicó al reportero que a los medios de comunicación se les recomienda utilizar un asiento preferencial, en la primera de dos filas y justo en el centro, frente al juez.

La sala es un espacio de aproximadamente ocho metros de largo por seis de fondo. En ella, frente a los asientos para quien quiera presenciar, está el estrado desde el que atiende el juez.

A la derecha de la silla del juez está el escritorio del auxiliar de sala y, enfrente de él, la mesa en la que se hace interrogatorios a los testigos.

Frente a la mesa del juez y dando la espalda al público están dos escritorios, el de la izquierda, si se ve desde la entrada a la sala, es el correspondiente al de la defensa y el acusado. El otro es de la fiscalía.

En la pared del fondo, sobre el escritorio para los testigos, están colocadas pantallas de circuito cerrado que permiten ver cada una de las personas que forman parte del procedimiento.

Cada mesa cuenta con micrófonos. El uso de estos permite el cambio de la imagen principal en las pantallas. La sala está resguardada por tres agentes de la Policía Federal.
Al iniciar la sesión, el juez indicó a este representantes de los medios de comunicación que no podía grabarse por ningún medio lo ocurrido en la audiencia y debía protegerse siempre la identidad y presunción de inocencia del acusado.

La audiencia para este caso estaba agendada a las 11:30 horas y comenzó dos minutos después, cuando la auxiliar de sala pidió a los asistentes ponerse de pie para recibir al juez, quien ingresó vestido con toga, parte de la imagen institucional para el CJF.

Se trataba de la continuación de una audiencia, realizada el lunes 7 de septiembre, debido a que la defensa presentaría a dos testigos, mediante los cuales intentaría demostrar que el acusado se dedicaba a la agricultura y era habitante de Peñasco.

Ambos testigos, a quienes se les dijo que no podrían hablar entre ellos y tendrían que esperar turno por separado, son vecinos de Peñasco, uno de ellos reconoció ser amigo del indiciado.
La defensa comenzó con preguntas acerca del trabajo del acusado en el campo y las características de la parcela a la que se dedica. En su turno, la fiscalía, un par de agentes del Ministerio Público de la Federación, preguntó acerca de las herramientas necesarias para la labor, la vestimenta con la que se realiza y acerca de quiénes integran el Comisariado Ejidal de Peñasco.

En una ocasión, el abogado defensor inició su pregunta con “si yo te preguntara…”, a lo que rápidamente, como de película, la fiscalía dijo “objeción”, pues se estaba faltando al principio que ordena que las preguntas se formulen de manera directa.

Al concluir los interrogatorios, la fiscalía enumeró las circunstancias que harían que el acusado fuera vinculado a proceso.

El juez dijo que, a su parecer, estaba comprobado que el joven era un trabajador del campo, pero no se otorgaron pruebas que ligaran el uso de un arma de fuego a su trabajo. Por lo tanto, decidió otorgar un auto de vinculación a proceso.

Posteriormente, la fiscalía solicitó un periodo de 25 días para la recopilación de pruebas contra el indiciado, pero el juez consideró que algunas cosas que se solicitaban eran irrelevantes, por lo que acortó el periodo a 15 días.

Entonces se pidió estar de pie de nueva cuenta, para que el juez saliera y concluyera la audiencia.

Al salir, algunos de los asistentes comentaron que, a su parecer, la defensa quedó un tanto floja y pudo haber hecho más para evitar la vinculación.

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