México fue incapaz de aprender la lección de su "juicio del siglo", el que afectó a la francesa Florence Cassez, liberada hoy hace un año, y de renovar a fondo su sistema penal para que se deje de "fabricar culpables", declaró hoy a Efe un experto en derechos humanos.
"México debe avergonzarse del 'caso Cassez', pero no hemos aprendido las lecciones. Yo espero que en el futuro el caso sea (para México) como en Francia el 'caso Dreyfus' y que todos digamos 'nunca más', nunca más un caso así", dijo en entrevista Luis de la Barreda.
El coordinador del Programa de Derechos Humanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) acaba de publicar el libro "¿Culpable?" (Grijalbo, 2014), un relato minucioso sobre el caso de la francesa, quien pasó siete años (diciembre de 2005-enero de 2013) en prisión por secuestro.
Cassez, que en primera instancia fue condenada a 96 años, vio luego rebajada a 60 la pena, pero a la postre quedó libre gracias a un fallo de la Suprema Corte de Justicia de México, que consideró que sus derechos al debido proceso y presunción de inocencia fueron violados.
El libro repasa el expediente del caso y a partir de él De la Barreda llega a la conclusión de que "las pruebas que sirvieron para la acusación y para las sentencias condenatorias obviamente no eran aptas".
"Y aquí viene una cosa tristísima: esto no lo vieron tres instancias judiciales o no lo quisieron ver", señala.
Para el académico, la causa de la condena injusta pudo ser la impericia de los jueces o que estos "se dejaran presionar por el entorno pasional o por las declaraciones del presidente de la República (en ese entonces era Felipe Calderón), que ante las cámaras de televisión hizo el papel de ministerio público (fiscal)".
Calderón se enzarzó en una controversia con el entonces presidente francés Nicolás Sarkozy, quien pidió la entrega de Cassez, lo que enturbió la relación entre ambos países.
"El papel digno de un presidente de la República es decir 'respeto las decisiones de los jueces, no conozco el expediente, no tengo una verdad sobre el caso. Y si los jueces se equivocaron, ojalá que eso se corrija'. Eso debe decir un presidente", apunta De la Barreda.
Afirma que posicionarse y considerar el asunto cosa juzgada fue un gran error pues existen casos históricos, como el de Alfred Dreyfus, precisamente en Francia, condenado a cadena perpetua por un consejo de guerra en 1894 por supuestamente proporcionar información secreta al agregado alemán en París.
Dos años después se descubrió que el verdadero culpable de aquella traición era otro oficial, Esterhazy, recuerda el experto, y añade que Dreyfus tuvo que esperar hasta 1906 para que el Tribunal Supremo lo rehabilitara y se le restableciera su grado militar.
En el caso Cassez, la francesa no salió libre por la vía política sino por la judicial, cuando hoy justo hace un año la Corte Suprema, sin entrar a valorar si era culpable o inocente, invalidó las pruebas en su contra.
De la Barreda cree que tal desenlace "deja bien a la Corte", pero él le reprocha que no lo haya resuelto "hasta que Calderón deja de ser presidente".
Con todo, el experto echa de menos cambios más de fondo, entre ellos que las fiscalías dejen de fabricar culpables en México y que los jueces analicen "con todo rigor" el expediente de los casos.
Lo anterior sigue sin suceder, ya que en el último año se han registrado nuevos casos irregulares, como "el del general (Tomás) Ángeles Dauahare", que pasó en prisión más de un año con base en las declaraciones de "un testigo comprado".
A los potenciales lectores de su libro en México, donde aún hay encuestas que consideran un error la excarcelación de Cassez, el académico les pide que traten de "leerlo objetivamente" y sin prejuicios.
"A mí me gusta la pelea en el campo de la argumentación, en la cancha de la verdad, no en la cancha de las estridencias, del vocerío. La opinión pública tiene la ventaja de la mayoría, pero puede estar equivocada", sentencia.
EFE en españolEFE - Agencia EFE -